viernes, 20 de septiembre de 2013

Embalaje y cajas para mudanzas



Una de las fases en las mudanzas que más trabajo suele representar es la del embalaje (con permiso de cargar la furgoneta o camión). En las dos próximas entradas me gustaría ofrecer unos consejos sobre este tema y además comentar uno de los pasos previos, conseguir las cajas. Así, hoy nos centraremos en el intrincado mundo de las cajas para mudanzas, y dejaremos para la próxima ocasión el proceso de embalaje.  

Normalmente todo lo que voy a comentar forma parte del sentido común,  pero cuando estás inmerso en una mudanza hay cosas que se pasan por alto, bien porque se haya dejado todo a última hora por cualquier motivo o porque con las ganas de terminar pronto y quitarnos de encima la mudanza metemos la pata.

En la anterior entrada vimos lo recomendable que era decidir qué se venía con nosotros y qué se quedaba. Incluso podíamos sacar algún euro con objetos que ya no utilizamos. También destacamos la importancia de organizar todos los documentos para tenerlos a buen recaudo durante la mudanza y no olvidar todos los trámites burocráticos que hay que hacer antes de marcharnos a nuestra nueva residencia.

Una vez ya está todo decidido, nuestra siguiente misión será conseguir cajas para la mudanza. En este caso suponemos que todo el proceso corre por nuestra cuenta.

Lo primero que  hay que tener claro es que no podemos quedarnos cortos con las cajas. No es cuestión de almacenar sin sentido cajas y más cajas, pero con toda probabilidad necesitaremos algunas más de lo que en principio imaginamos. También hay que tener en cuenta que necesitaremos varios tamaños, lógicamente no podemos tener únicamente de uno sólo. 

Para conseguirlas, la vía rápida es acudir a agencias de transporte o empresas de mudanzas, donde incluso encontraremos packs con distintos tamaños y cantidades. En estos casos nos aseguramos cajas de calidad y de distintos tipos, desde la caja clásica hasta reforzadas, pasando por las de varias capas, cajas armario… 

Con esta opción nos aseguramos la integridad de las cajas y evitamos sorpresas como roturas o humedades que no habíamos visto y que acaban pudriendo la caja. Algo que descubriremos en el momento más inoportuno.

Pero también tenemos otras posibilidades. La más socorrida, amigos y familiares. En este caso debemos comprobar su estado. En segundo lugar, acudir a comercios. Preferiblemente comercios pequeños de nuestro barrio. Aunque era una tarea más sencilla hace unos años, todavía podemos encontrar cajas con relativa facilidad.

Debemos evitar por lo general tiendas de comida fresca, como fruterías y similares. A buen seguro que tienen un buen puñado de cajas, pero no estarán en condiciones de ser utilizadas. Aunque parezcan tener buen aspecto pueden ocultar pequeñas humedades que irán a más e incluso insectos. Lo ideal son tiendas de electrónica, informática, ropa… Como vemos, el principal problema de conseguirlas de forma gratuita es la integridad de las cajas, aunque si somos organizados y nos ponemos manos a la obra con tiempo suficiente podemos ir seleccionando las que están en mejores condiciones.

Por supuesto podemos combinar las dos opciones, buscar cajas entre amigos y en comercios, y adquirir las que necesitamos si no tenemos suficiente o su estado no nos convence.

Por último, aprovechando nuestra vuelta por el barrio en busca de cajas, podemos comprar cinta adhesiva, papel de burbujas y pegatinas de colores. Por aquello de no dejar para mañana lo que se pueda hacer hoy.




No hay comentarios:

Publicar un comentario